Puedes ver las reflecciones del pastor en nuestra pagina de facebook cada semana
|
|

porque_lloras_._escritoriodel_pastor_ccfs..docx | |
File Size: | 221 kb |
File Type: | docx |

Del Escritorio del Pastor esta Semana: “Aferrados en la Fe”.
Hebreos 10:23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
Muchas de las angustias que sufrimos en la vida cristiana no tienen que ver con las circunstancias adversas de nuestra vida. Más bien sentimos dolor cuando nuestro ser interior no tiene la capacidad de sobreponerse a las dificultades y contratiempos que se nos presentan. Si nuestro bienestar dependiera exclusivamente de un entorno agradable, ¡habría pocas esperanzas de una vida plena para la mayoría de nosotros! El versículo de hoy nos anima a una firmeza interior que no descarta, en momentos de desesperación, la profesión de esperanza que alguna vez hicimos.
La esperanza es un aspecto crucial de la vida cristiana. Por esto, el apóstol Pablo oró por la iglesia de Éfeso .
Efesios 1:18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
En Tesalonicenses felicita a la iglesia por su «constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo»
1 Tesalonicenses 1:3 acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
La esperanza anima nuestro corazón porque trae consigo la promesa de cosas mejores.
La mayoría de nosotros, sin embargo, no tenemos más que una idea muy borrosa de lo que implica la esperanza que tenemos en Cristo. Sabemos que se nos ha prometido la vida eterna, pero no estamos muy seguros de qué se trata el asunto. ¡Esta esperanza no inspira ni fortalece el corazón de nadie!
No ha de sorprendernos, entonces, que exista un alto grado de fluctuación en nuestra esperanza. Depende de las circunstancias y los sentimientos en los diferentes momentos de la vida.
Cuando las cosas se presentan agradables, nuestra profesión se mantiene firme. En tiempos de crisis, titubeamos entre la esperanza y la desesperanza.
Note usted que Pablo se desentiende completamente del tema de las particularidades de nuestra situación personal.
Más bien señala que es el carácter irreprochable y absolutamente confiable de Aquel que nos ha dado esperanza, lo que debe motivarnos a mantenernos firmes.
Si él ha prometido una vida plena y abundante para aquellos que creen, haciendo brotar en ellos ríos de agua viva, entonces él es fiel para producir esto.
Precisamente en este punto es que se derrumba la fe. En tiempos de crisis tendemos a cuestionar la bondad de Dios y su confiabilidad como nuestro guardador. Piense en las innumerables circunstancias en el desierto, en que los israelitas cuestionaron el carácter de Dios. ¡Cuántas veces dudaron de las buenas intenciones del Señor para con ellos! Y esas dudas los llevaron una y otra vez a mirar con nostalgia la vida que habían dejado en Egipto.
No es posible vivir una relación de intimidad con Dios si no tenemos absoluta certeza de la confiabilidad de su persona. Por esta razón, el autor de Proverbios animaba:
Proverbios 3:5 Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia.
La estrategia más efectiva que tiene el enemigo de nuestras almas es la de poner en tela de juicio la bondad de Dios. Pero usted, no se mueva de la convicción que lo ha sostenido siempre. ¡El que ha prometido es fiel para cumplir con Su palabra en su vida! Animo Dios está en control.
Dr. Luis Ruiz.
Hebreos 10:23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
Muchas de las angustias que sufrimos en la vida cristiana no tienen que ver con las circunstancias adversas de nuestra vida. Más bien sentimos dolor cuando nuestro ser interior no tiene la capacidad de sobreponerse a las dificultades y contratiempos que se nos presentan. Si nuestro bienestar dependiera exclusivamente de un entorno agradable, ¡habría pocas esperanzas de una vida plena para la mayoría de nosotros! El versículo de hoy nos anima a una firmeza interior que no descarta, en momentos de desesperación, la profesión de esperanza que alguna vez hicimos.
La esperanza es un aspecto crucial de la vida cristiana. Por esto, el apóstol Pablo oró por la iglesia de Éfeso .
Efesios 1:18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
En Tesalonicenses felicita a la iglesia por su «constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo»
1 Tesalonicenses 1:3 acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
La esperanza anima nuestro corazón porque trae consigo la promesa de cosas mejores.
La mayoría de nosotros, sin embargo, no tenemos más que una idea muy borrosa de lo que implica la esperanza que tenemos en Cristo. Sabemos que se nos ha prometido la vida eterna, pero no estamos muy seguros de qué se trata el asunto. ¡Esta esperanza no inspira ni fortalece el corazón de nadie!
No ha de sorprendernos, entonces, que exista un alto grado de fluctuación en nuestra esperanza. Depende de las circunstancias y los sentimientos en los diferentes momentos de la vida.
Cuando las cosas se presentan agradables, nuestra profesión se mantiene firme. En tiempos de crisis, titubeamos entre la esperanza y la desesperanza.
Note usted que Pablo se desentiende completamente del tema de las particularidades de nuestra situación personal.
Más bien señala que es el carácter irreprochable y absolutamente confiable de Aquel que nos ha dado esperanza, lo que debe motivarnos a mantenernos firmes.
Si él ha prometido una vida plena y abundante para aquellos que creen, haciendo brotar en ellos ríos de agua viva, entonces él es fiel para producir esto.
Precisamente en este punto es que se derrumba la fe. En tiempos de crisis tendemos a cuestionar la bondad de Dios y su confiabilidad como nuestro guardador. Piense en las innumerables circunstancias en el desierto, en que los israelitas cuestionaron el carácter de Dios. ¡Cuántas veces dudaron de las buenas intenciones del Señor para con ellos! Y esas dudas los llevaron una y otra vez a mirar con nostalgia la vida que habían dejado en Egipto.
No es posible vivir una relación de intimidad con Dios si no tenemos absoluta certeza de la confiabilidad de su persona. Por esta razón, el autor de Proverbios animaba:
Proverbios 3:5 Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia.
La estrategia más efectiva que tiene el enemigo de nuestras almas es la de poner en tela de juicio la bondad de Dios. Pero usted, no se mueva de la convicción que lo ha sostenido siempre. ¡El que ha prometido es fiel para cumplir con Su palabra en su vida! Animo Dios está en control.
Dr. Luis Ruiz.